El certificado energético suministra información muy valiosa sobre nuestros sistemas consumidores de energía
El Real Decreto 235/2013 suministró las condiciones para que, tanto los edificios en construcción como los de vieja data; pudieran obtener la Certificación de Eficiencia Energética de Edificios o Certificado Energético como mejor le conocemos. Este instrumento nos permite conocer sobre que sistemas debemos acometer mejoras a fin de disminuir el consumo energético.
Las exigencias en cuanto a la reducción en el consumo de energía, tipos de energías utilizables y emisión de gases a la atmósfera; son cada vez más fuertes, esto con la finalidad de producir mejoras sensibles en el entorno y combatir el calentamiento global así como, el cambio climático.
El proceso para obtener el Certificado Energético, nos suministra información vital para proceder a ejecutar acciones de arreglos o reformas en los sistemas que nos dan confort utilizando las energías tradicionales.
El certificado energético, objetivos y mecanismo de obtención
Las directivas europeas ordenan que todas las edificaciones posean un certificado de eficiencia energética; en España es obligatorio tenerlo para efectuar cualquier operación de compra-venta o alquiler de los inmuebles.
Una certificación de eficiencia energética debe ser el resultado de un estudio minucioso y detallado de la estructura de la edificación, el consumo de energía y la producción de gases con efecto invernadero.
Los trabajos para la evaluación completa del edificio, deben ser efectuados por personal debidamente calificado y certificado para que puedan tener validez sus conclusiones y recomendaciones.
Se debe analizar la distribución del consumo; la diversificación del mismo por usuarios; la eficiencia de los equipos electrodomésticos y sistemas de climatización; el uso de combustibles para producir confort; la iluminación, etc. Y en la estructura se debe verificar las condiciones de aislamiento térmico y sonoro; las fachadas; los techos y pavimentos; las ventanas con sus cerramientos así como, los materiales que componen la estructura.
Los resultados obtenidos al efectuar las diferentes pruebas, deben ser suministrados al interesado en el Certificado de eficiencia energética; que ubicará el inmueble en una categoría cuya escala va desde la letra "A", que significa máxima eficiencia energética, hasta la letra "G", que representa el peor rendimiento posible.
El certificado debe contener adicionalmente, información con las recomendaciones sobre los sistemas que deben intervenir para lograr mejorar la eficiencia y que el interesado pueda ejecutar las reformas integrales a su vivienda que se necesiten.
Ahora, ¿ Qué debemos hacer para mejorar la eficiencia energética del edificio ?
Cuando el certificado energético nos da las pautas para mejorar nuestro edificio, también nos indica el costo de acometer las reformas y estima cual va ser el ahorro tanto energético como económico al efectuarlas.
Todo depende de las recomendaciones específicas que se suministren para cada edificación; ahora bien, existen medidas que son comunes a los edificios, sobre todo los de vieja data de construcción, que todos debemos adoptar para colaborar con el rendimiento de nuestra viviendas.
En la medida que ha evolucionado el proceso de certificación, se consiguió que los problemas más comunes que tenemos y deben ser solucionados son:
- Aislamiento inadecuado del edificio; esto conlleva a sobre exigir a los sistemas de calefacción o aire acondicionado para que puedan efectuar su trabajo; lo que de manera similar aumenta el gasto económico para cancelar las facturas. Debemos por lo tanto reformar las estructuras, sobre todo las fachadas para evitar las fugas.
- Sistemas de climatización de alto consumo; por lo general son los responsables del alto consumo en residencias, ya que suelen consumir mucha electricidad o gas natural para suministrar el bienestar que se espera en la vivienda. Aquí se impone instalar nuevos sistemas que aprovechen mejor la energía eléctrica o el gas; pero inclusive de ser posible, sustituirlas por sistemas que usen fuentes renovables como el aire.
- Ausencia de administración y control energética. La gran mayoría de las edificaciones evaluadas para la certificación, no poseen sistemas que permitan regular el consumo de energía y controlar el gasto, de hecho muchos no tienen todavía contadores inteligentes para evaluar su consumo. Para atacar esto debemos comenzar por adquirir contadores inteligentes y colocar mecanismos de nueva tecnología que nos permitan orientar adecuadamente el consumo.
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